VII.- De los focos de la peste
7 PLAGUE SPOTS
Andrés solía sentarse cerca del mostrador. Lulú le veía sombrío y meditabundo.
—Vamos, hombre, ¿qué le pasa a usted? —le dijo Lulú un día que le vio más hosco
que de ordinario.
—Verdaderamente —murmuró Andrés— el mundo es una cosa divertida: hospitales, salas de operaciones, cárceles, casas de prostitución; todo lo peligroso tiene su antídoto; al lado del amor, la casa de prostitución; al lado de la libertad, la cárcel. Cada instinto subversivo, y lo natural es siempre subversivo, lleva al lado su gendarme. No hay fuente limpia sin que los hombres metan allí las patas y la ensucien. Está en su naturaleza.
—¿Qué quiere usted decir con eso? ¿Qué le ha pasado a usted? —preguntó Lulú.
—Nada; este empleo sucio que me han dado, me perturba. Hoy me han escrito una carta las pupilas de una casa de la calle de la Paz que me preocupa. Firman “Unas desgraciadas”.
ANDRES used to sit close to the counter, wrapped in
gloomy thought.
"Come, what's the matter with you?" said Lulu one
day when he was more than usually unsociable.
"Really," murmured Andres, "the world is a pleasant
place: hospitals, operating rO'oms, prisons, brothels;
everything of a dangerous character has its antidote; love
and prostitution, freedom and prisons. Each subversive
instinct, and what is natural is always subversive, is
accompanied by its policeman. Into every clear spring
men must put their feet and soil it. That is Nature."
"What do you mean by that? What has been hap?
pening to you?" asked Lulu.
"Only that this disgusting appointment of mi~e irritates
me. Today I received a letter from the inmates of
a house in the Calle de la Paz, and what a letter!"
"What was in it?"
"It is signed 'Some Unfortunates' and says that they
are brutally treated.
—¿Qué dicen?
—Nada; que en esos burdeles hacen bestialidades. Estas “desgraciadas” que me envían la carta me dicen horrores. La casa donde viven se comunica con otra. Cuando hay una visita del médico o de la autoridad, a todas las mujeres no matriculadas las esconden en el piso tercero de la otra casa.
—¿Para qué?
—Para evitar que las reconozcan, para tenerlas fuera del alcance de la autoridad
que, aunque injusta y arbitraria, puede dar un disgusto a las amas.
—¿Y esas mujeres vivirán mal?
—Muy mal; duermen en cualquier rincón amontonadas, no comen apenas; les dan
unas palizas brutales; y cuando envejecen y ven que ya no tienen éxito, las cogen y las llevan a otro pueblo sigilosamente.
—¡Qué vida! ¡Qué horror! —murmuró Lulú.
—Luego todas estas amas de prostíbulo —siguió diciendo Andrés— tienen la
tendencia de martirizar a las pupilas. Hay algunas que llevan un vergajo, como un cabo de vara, para imponer el orden. Hoy he visitado una casa de la calle de Barcelona, en donde el matón es un hombre afeminado a quien llaman el Cotorrita, que ayuda a la celestina al secuestro de las mujeres. Este invertido se viste de mujer, se pone pendientes, porque tiene agujeros en las orejas, y va a la caza de muchachas.
They tell me dreadful things. The
house they live in communicates with an adjoining house,
and when the doctor or the authorities come to pay it a
visit the women who have no license are hidden away
in the third floor of that house."
"Why?"
"So that they may not be examined by the authorities,
who may be arbitrary and unjust, but can make themselves
unpleasant to the owner of the establishment."
"And these women live a hard life?"
"Very hard; they sleep in a heap in any odd corner
and have scarcely anything to .eat; they are brutally
beaten, and when they are too old, they are secretly
taken away elsewhere."
"What a life! Horrible!" murmured Lulu.
"Besides," went on Andres, "the women who manage
these houses are all inclined to torture the women under
their charge. Some of them carry a cane with which
they keep order. Only today I visited a house in the
Calle de Barcelona run by an effeminate man nicknamed
the Magpie and a bawd who, with his assistance, succeeds
in sequestrating women. He dresses up as a woman,
with rings in his ears and goes out in search of girls."
"What a brute!"
—Qué tipo.
—Es una especie de halcón. Este eunuco, por lo que me han contado las mujeres de
la casa, es de una crueldad terrible con ellas, y las tiene aterrorizadas.
"Aquí —me ha dicho el Cotorrita— no se da de baja a ninguna mujer". "¿Por qué?", le he preguntado yo. "Porque no"; y me ha enseñado un billete de cinco duros. Yo he seguido interrogando a las pupilas y he mandado al hospital a cuatro. Las cuatro estaban enfermas.
—¿Pero esas mujeres no tienen alguna defensa?
—Ninguna, ni nombre, ni estado civil, ni nada. Las llaman como quieren; todas
responden a nombres falsos: Blanca, Marina, Estrella, África... En cambio, las celestinas y los matones están protegidos por la policía, formada por chulos y por criados de políticos.
—¿Vivirán poco todas ellas? —dijo Lulú.
"He is a kind of hawk. This eunuch, the women of
the house inform me, is terribly cruel to them and imposes
himself by terror."
" 'Here,' said the Magpie to me, 'no women are found
unfit!'
"'Why not?' I asked.
" 'Because they are not,' and he showed me a fivedollar
note. I went on with my examination and sent
four of the women to the hospital."
"But have they no means of defence?"
"None whatever; neither name nor legal standing nor
anything. They are all given names which are not theirs:
Blanca, Marina, Estrella, Africa. On the other hand the
bawds and pimps are protected by the police, which
consists of rascals and former servants of politicians."
"They soon die, I expect," said Lulu.
—Muy poco. Todas estas mujeres tienen una mortalidad terrible; cada ama de esas
casas de prostitución ha visto sucederse y sucederse generaciones de mujeres; las
enfermedades, la cárcel, el hospital, el alcohol, va mermando esos ejércitos. Mientras la celestina se conserva agarrada a la vida, todas esas carnes blancas, todos esos cerebros débiles y sin tensión van cayendo al pudridero.
—¿Y cómo no se escapan al menos?
—Porque están cogidas por las deudas. El burdel es un pulpo que sujeta con sus
tentáculos a estas mujeres bestias y desdichadas. Si se escapan las denuncian como ladronas, y toda la canalla de curiales las condena. Luego estas celestinas tienen recursos. Según me han dicho en esa casa de la calle de Barcelona, había hace días una muchacha reclamada por sus padres desde Sevilla en el Juzgado, y mandaron a otra, algo parecida físicamente a ella, que dijo al juez que ella vivía con un hombre muy bien y que no quería volver a su casa.
"Very soon; the mortality is terrible; every owner of
such an establishment sees many generations of these
women pass; disease, prisons, hospitals, drink constantly
reduce their numbers; the bawd lives on: the
white slaves, weak-brained and nerveless, rot and die
away."
"But why don't they run away?"
"Because they are in debt_ The brothel enmeshes these
unfortunate women like a cuttlefish; and if they run
away they are denounced to the police as thieves, and all
the vile officers of justice find them guilty. Besides there
are other ways. A few days ago, I was told by the women
in the Calle de Barcelona, a girl was formally claimed
by her parents in Seville, so a different girl was sent
who slightly resembled her and who told the judge that
she was content with her present life and did not wish
to go home."
—¡Qué gente!
—Todo eso es lo que queda de moro y de judío en el español; el considerar a la
mujer como una presa, la tendencia al engaño, a la mentira... Es la consecuencia de la impostura semítica; tenemos la religión semítica, tenemos sangre semita. De ese fermento malsano, complicado con nuestra pobreza, nuestra ignorancia y nuestra vanidad, vienen todos los males.
—¿Y esas mujeres son engañadas de verdad por sus novios? —preguntó Lulú, a
quien preocupaba más el aspecto individual que el social.
—No; en general no. Son mujeres que no quieren trabajar; mejor dicho, que no
pueden trabajar. Todo se desarrolla en una perfecta inconsciencia. Claro que nada de esto tiene el aire sentimental y trágico que se le supone. Es una cosa brutal, imbécil, puramente económica, sin ningún aspecto novelesco. Lo único grande, fuerte, terrible, es que a todas estas mujeres les queda una idea de la honra como algo formidable suspendido sobre sus cabezas.
"What brutes!"
"It is the remnants of the Moor and Jew in the Spanish:
the tendency to consider women as a prey and to
deceive and lie. It is the result of the Semitic lie, for
we have a Semitic religion and Semitic blood in our veins.
From this infected source, with the complication of our
poverty, our ignorance, our vanity, all our ills spring."
"And are all these women betrayed?" asked Lulu,
who was more interested in the individual than in the
social side of the case.
"No, generally it is not so; they are women who are
unwilling, or rather who are unable to work. They do
not know what they are doing; and it all goes on without
any of the sentimental or tragic aspect that people
imagine. It is a brutal, stupid affair, a question of money
with nothing romantic about it. The only great, formidably
imposing thing about it is that all these women
retain the idea of honour as something terrible hanging
over them.
Una mujer ligera de otro país, al pensar en su juventud seguramente dirá: Entonces yo era joven, bonita, sana. Aquí dicen: Entonces no estaba deshonrada. Somos una raza de fanáticos, y el fanatismo de la honra es de los más fuertes. Hemos fabricado ídolos que ahora nos mortifican.
—¿Y eso no se podía suprimir? —dijo Lulú.
—¿El qué?
—El que haya esas casas.
—¡Cómo se va a impedir! Pregúntele usted al señor obispo de Trebisonda o al
director de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, o a la presidenta de la trata de blancas, y le dirán: Ah, es un mal necesario. Hija mía, hay que tener humildad. No debemos tener el orgullo de creer que sabemos más que los antiguos... Mi tío Iturrioz, en el fondo, está en lo cierto cuando dice riendo que el que las arañas se coman a las moscas no indica más que la perfección de la naturaleza.
Lulú miraba con pena a Andrés cuando hablaba con tanta amargura.
—Debía usted dejar ese destino —le decía.
—Sí; al fin lo tendré que dejar.
In other countries a light woman, in thinking
'of her youth, will say: 'I was young then, healthy,
pretty.' In Spain they say: 'I was not then dishonoured.'
We are a race of fanatics, and the fanaticism of honour
is for the strong. We have made idols that now turn
and rend us."
"And couldn't all that be done away with?"
"What?"
"These houses.''
"How is one to prevent it? Put your question to the
Lord Bishop of Trebisond or the President of the Academy
of Moral and Political Science or the President
of the White Slave Traffic Society and they will say:
'My daughter, it is a necessary evil. We must be humble;
we must not presume to be wiser than the ancients.' My
Uncle Iturrioz is really right when he says laughingly
that the fact that spiders devour flies shows how perfect
Nature is.''
Lulu was sorry to hear Andres speak so bitterly. "You
should resign your appointment," she said.
"Yes, that is what it will come to