VI.- La tienda de confecciones
6 A HAND-WORK SHOP
Cerca de un mes tardó Hurtado en ir a ver a Lulú, y cuando fue se encontró un poco
sorprendido al entrar en la tienda. Era una tienda bastante grande, con el escaparate
ancho y adornado con ropas de niño, gorritos rizados y camisas llenas de lazos.
—Al fin ha venido usted —le dijo Lulú.
—No he podido venir antes. Pero ¿toda esta tienda es de usted? —preguntó Andrés.
—Sí.
—Entonces es usted capitalista; es usted una burguesa infame. Lulú se rió satisfecha; luego enseñó a Andrés la tienda, la trastienda y la casa. Estaba todo muy bien arreglado y en orden. Lulú tenía una muchacha que despachaba y un chico para los recados. Andrés estuvo sentado un momento. Entraba bastante gente en la tienda.
—El otro día vino Julio —dijo Lulú— y hablamos mal de usted.
—¿De veras?
—Sí; y me dijo una cosa, que usted había dicho de mí, que me incomodó.
—¿Qué le dijo a usted?
—Me dijo que usted había dicho una vez, cuando era estudiante, que casarse conmigo era lo mismo que casarse con un orangután. ¿Es verdad que ha dicho usted de mí eso? ¡Conteste usted!
—No lo recuerdo; pero es muy posible.
—¿Que lo haya dicho usted?
—Sí.
—¿Y qué debía hacer yo con un hombre que paga así la estimación que yo le tengo?
—No sé.
—¡Si al menos, en vez de orangután, me hubiera usted llamado mona!
—Otra vez será. No tenga usted cuidado.
IT was more than a month before Andres went to see
Lulu, and her shop surprised him. It was large, with a
broad counter showing children's clothes, small plaited
caps, and beribboned chemises.
"You have come at last," said Lulu.
"I couldn't come before. But is the whole of this place
yours?"
"Yes."
"Then you are a capitalist, an infamous bourgeoisie."
Lulu laughed complacently; she then showed Andres
over the shop, the room at the back, and the house. She
had a girl to attend to customers and a boy to run messages.
Everything was kept in admirable order. Andres
sat down for a minute or two. There were a good many
customers.
"The other day Julio came," said Lulu, "and we spoke
ill of you."
"Really?"
"Yes; and he told me something you had said which
made me angry."
"What was it he told you?"
"He said that once in your student days you said that
to marry me would be much the same as marrying an
orang-outang. Did you really say that? Tell me."
"I don't remember, but I may have."
"You may have said it?"
"Yes."
"And what ought I to do to a man who thus repays
my esteem?"
"I don't know."
"If, instead of orang-outang, you had only said little
monkey!"
"I will remember next time."
Dos días después, Hurtado volvió a la tienda, y los sábados se reunía con Lulú y su madre en el café de la Luna. Pronto pudo comprobar que el señor de los anteojos pretendía a Lulú. Era aquel señor un farmacéutico que tenía la botica en la calle del Pez, hombre muy simpático e instruido. Andrés y él hablaron de Lulú.
—¿Qué le parece a usted esta muchacha? —le preguntó el farmacéutico.
—¿Quién? ¿Lulú?
—Sí.
—Pues es una muchacha por la que yo tengo una gran estimación —dijo Andrés.
—Yo también.
—Ahora, que me parece que no es una mujer para casarse con ella.
—¿Por qué?
—Es mi opinión; a mí me parece una mujer cerebral, sin fuerza orgánica y sin
sensualidad, para quien todas las impresiones son puramente intelectuales.
—¡Qué sé yo! No estoy conforme.
Two days later Andres paid another visit to the shop,
and on Saturday evenings he joined Lulu and her mother
at the Cafe de la Luna. He soon realized that the man
in spectacles was courting Lulu. He was a chemist, with
a shop in the Calle del Pez, an attractive, well-educated
man. He and Andres had a conversation about Lulu.
"What is your opinion of that girl?" asked the
chemist.
"Who, Lulu?"
"Yes."
"A girl for whom I have a great esteem," said Andres.
"So have I."
"But I do not think she is a woman one should marry."
"Why not?"
"That's what I think; she seems to me an intellectual
woman, without organic strength, in whom all impressions
are due to the intellect, not to the senses."
"Well, I hardly agree there."
Aquella misma noche Andrés pudo ver que Lulú trataba demasiado desdeñosamente al farmacéutico. Cuando se quedaron solos, Andrés le dijo a Lulú:
—Trata usted muy mal al farmacéutico. Eso no me parece digno de una mujer como usted, que tiene un fondo de justicia.
—¿Por qué?
—Porque no. Porque un hombre se enamore de usted, ¿hay motivo para que usted le desprecie? Eso es una bestialidad.
—Me da la gana de hacer bestialidades.
—Habría que desear que a usted le pasara lo mismo, para que supiera lo que es estar
desdeñada sin motivo.
—¿Y usted sabe si a mí me pasa lo mismo?
—No; pero me figuro que no. Tengo demasiado mala idea de las mujeres para creerlo.
—¿De las mujeres en general y de mí en particular?
—De todas.
—¡Qué mal humor se le va poniendo a usted, don Andrés! Cuando sea usted viejo
no va a haber quien le aguante.
—Ya soy viejo. Es que me indignan esas necedades de las mujeres. ¿Qué le encuentra usted a ese hombre para desdeñarle así? Es un hombre culto, amable, simpático, gana para vivir...
—Bueno, bueno; pero a mí me fastidia. Basta ya de esa canción.
That very evening Andres noticed that Lulu treated the
chemist too contemptuously.
When they were alone he said to Lulu:
"T ou behave very badly to the chemist. It is unworthy
of you with your sense of justice."
"Why?"
"Because it is. Because a man falls in love with you, is
that any reason to despise him? It is brutal."
"I choose to be brutal."
"One ought to wish that you should yourself love in
vain, to see what it feels like."
"How do you know I don't?"
"I don't know, but I think not. I think too ill of
women to believe it."
"Of women in general, or of me in particular?"
"Of all women."
"How ill-tempered you are getting, Don Andres; when
you are old you will be unbearable."
"I am old. The fact is that these women's whims annoy
me. What is there in the chemist for you to despise
him? He is cultured, amiable, pleasant, and he earns
his living."
"Very well, but enough of that subject. The chemist
bores me